Aunque se vea mucha gente, para llegar hasta aquí hay que recorrer un camino lleno de aventuras, entre ellas atravesar el cauce de un rio más ancho que el Turia siguiendo las indicaciones que te dan dos niños desde el otro lado de la orilla. Nosotros ibamos en coche pero hay quienes iban subidos en "camionetas-atraccíon", y no era a las cuatro ruedas, que no le hubiera ido mal si no que por sus caras parecían estar pasandolo muy bien, buena onda, un paisaje precioso y un chapuzón de río fresquito, fresquito.
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