Poderes. Noviembre 2009. Bolivia Personalmente siempre reniego cuando alguien me pregunta a que me dedico y al decir que soy fotógrafa me toman por artista, nunca me he considerado como tal, ni espero llegar a serlo; es posible que el respeto que siento por la fotografía me impida pensar de otra forma ya que, teniendo en cuenta que, desde mi punto de vista y conociendo su historia, siento que la fotografía siempre a sido desprestigiada e infravalorada por el mundo artístico, siendo relegada por lo general a segundos planos e incluso a ser prostituida para fines artísticos, despojada a la mínima ocasión de sus libertades expresivas y otorgándole como si nada la calidad de arte.
No me interesa esta valoración ya que pienso que la fotografía tiene vida propia y no necesita del arte para existir como la expresión personal del mundo que cada fotógrafo llevamos dentro y que estando en el lugar que estemos en cualquier momento que vivamos hace que sea una parte de nosotros mismos, nuestra esencia y nuestra compañera.
Con esto no quiero decir que no me interese el arte, me interesa, pero ante cualquier creación sea plástica o gastronómica, de un profesional o de una aficionado, antepongo la sinceridad individual de saber realmente lo que cada uno es, para así con ello aprender a redescubrirnos con cada trabajo.
